17 octubre 2013

Niños triquis...Orgullo MEXICANO.



" No pidas más, sino aprende a trabajar con lo que tienes. Nuestra cultura es un orgullo, no una vergüenza."


Sin la necesidad de ser patrocinados por grandes marcas, sin la necesidad de jugar en las mejores ligas del mundo, sin la necesidad de tan si quiera usar zapatos estos niños han puesto en alto el nombre de México y han demostrado que cuando quieres triunfar no importa tus orígenes.

Ellos están orgullosos de sus raíces, no tienen prejuicios ni mucho menos juegan por ambición si no únicamente por diversión y por la pasión  que sienten por este juego y eso se nota en cada partido.

En medio de un mundo ultra materialistas ellos han demostrado que no todo las personas son iguales, alientan a las personas a creer que se puede mejorar el mundo y aunque se les a dado tenis ellos deciden no usarlos pues están acostumbrados a no usarlos en su comunidad de origen.





Originarios de una comunidad indígena de la sierra de Oaxaca, han logrado lo que tal vez nunca imaginaron viajaron hasta el sur del continente, cuando su mundo antes del basquetbol  era solo la sierra y como si esto no fuera ya un orgullo, consiguieron ganar todos sus partidos con un promedio de 30 puntos sobre sus rivales, mostrando así que ser pequeños no es una desventaja, si no un motivo para esforzarse mas.

A continuación presentamos un parte de una entreviste del entrenador del equipo Sergio Zúñiga, que concedió al sitio web de la Federación Internacional de Basquetbol Amateur.

¿Cómo es ese contexto que mencionás de las montañas?

-Ellos consideraban que el mundo sólo era la montaña, en donde hay niñas que se casan a los 13 años, jóvenes que a los 15 migran a Estados Unidos. Los niños entrenan descalzos, caminan todo el tiempo descalzos. Es una cultura, pero además no hay recursos para comprar zapatillas. Todos los días combinamos basquetbol y escuela. Si no tienen un promedio de 8.5 no entrenan ni juegan. Con esto, los niños están regresando a la escuela, que es el objetivo principal del proyecto: por medio del basquetbol, hacer que estos niños estudien. Lejos de lo deportivo, los resultados más importantes son los de la escuela.

¿Por qué, a la hora de plantear el proyecto, elegiste el basquet y no otro deporte?

-El basquetbol es el único deporte que se practica en las comunidades indígenas. Son comunidades muy chiquitas, y el único espacio para deporte es una cancha de basquetbol. Los niños juegan todo el día. Desde muchas generaciones se viene practicando en Oaxaca.

-Al jugar descalzos imagino un choque cultural, sobre todo al visitar otros países. ¿Cómo manejan ese choque con los niños?

-Lo primero que hicimos fue que los chicos aceptaran su situación económica y social, en el sentido de aceptar que con lo que tienes, tienes que trabajar. No pidas más, sino aprende a trabajar con lo que tienes. Nuestra cultura es un orgullo, no una vergüenza. Cuando comprenden esta parte, crecen sin complejos y lejos de sentirse alejados o marginados se sienten dentro de un nivel competitivo. El basquetbol es tan noble que nos permitió abrir esta puerta y jamás hemos recibido un desplante, una mala cara o alguna humillación. Al contrario, siempre ha sido un sinónimo de admiración, de respeto hacia nuestra cultura.

¿Mediante qué mecanismos se inculcó en los niños ese orgullo por sus raíces?

-Se hace mediante tres programas. El inicio es un curso de psicología, donde les enseñamos la función de un niño y sus derechos. Además hacen un curso de liderazgo y otro de risoterapia, donde despiertan ese líder que tienen adentro. Así comienzan a sentirse orgullosos de lo que son y no tienen complejos. Qué mejor que un indígena sea el ejemplo para los demás jóvenes de las ciudades de que se pueden hacer cosas, que hay cambios verdaderos y alejarlos del alcohol, las drogas y otras problemáticas.

¿Qué siente cuando los niños, respetando y sintiéndose orgullosos de su origen, pueden competir a la par ante equipos de países súper desarrollados?

-Es algo que no se puede describir con palabras. Es hermoso ver que todas las contras que tenían los niños se convierten en sus armas. El hambre, la pobreza, los motiva a mostrarse tal como son. Es algo que nos hace falta en México: carácter, firmeza, fortaleza interna. Están dando el ejemplo a todos, incluso a mí, de que sí se puede.